Con motivo de la exposición universal de Sevilla de 1929 se construyó la Plaza de España, en ella hay una serie de bancos con murales en cerámica de todas las provincias de España, que representan cada mural de cada provincia
La Plaza de España en Sevilla, construida para la Exposición Iberoamericana de 1929, es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y de España en general. Dentro de este espectacular complejo arquitectónico, uno de los elementos más destacados es la serie de bancos de azulejos que rodean la plaza.
Estos murales no solo son una obra de arte en sí mismos, sino que también funcionan como una lección visual de la historia y la diversidad de las regiones españolas. La Plaza de España es, por tanto, un lugar donde la arquitectura y la historia se entrelazan para celebrar la identidad española en su conjunto.
Estos murales reflejan la diversidad y riqueza histórica y cultural de las distintas regiones de España, así como algunas de sus tradiciones más emblemáticas. La Plaza de España es un testimonio de la unidad dentro de la diversidad que caracteriza a España.
Cada uno de estos murales refleja un momento clave de la historia de la provincia representada, contribuyendo a la riqueza artística y cultural de la Plaza de España en Sevilla.